La Tierra de Barros, una comarca extremeña de gran fertilidad y prosperidad, se encuentra en la provincia de Badajoz, España.
Conocida por sus tierras arcillosas y rojizas, es un lugar donde la tradición artesanal se mezcla con una economía agrícola vibrante y una creciente industria de transformación.
Vamos a explorar cada uno de sus municipios, observando la evolución de su población a lo largo de los años.
¿Qué vas a aprender en este artículo?
ToggleAceuchal
Aceuchal, conocido por su tradición agrícola, ha sido un punto estratégico desde la época romana. Su historia está marcada por la agricultura, especialmente el cultivo de la vid y el olivo, y ha sido testigo de diversos eventos históricos, incluyendo la Reconquista y las luchas agrarias del siglo XX.
Con una población actual de 5.468 habitantes, Aceuchal ha experimentado un ligero descenso en la última década, trás varias décadas en las que iba creciendo poco a poco. Tradicionalmente centrado en la agricultura, este municipio ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, manteniendo un crecimiento demográfico estable.
Almendralejo
Capital de la Tierra de Barros, se desarrolló en la Edad Media bajo la Orden de Santiago. Su crecimiento ha estado ligado a la agricultura y, más recientemente, al sector vinícola, siendo hoy un centro vital de la economía y cultura de la comarca.
Almendralejo, la capital de la comarca, cuenta con 33.757 habitantes. Su población ha ido en aumento, especialmente debido a su posición como centro administrativo y su industria vitivinícola. La ciudad ha sabido equilibrar su rica historia con un desarrollo económico moderno.
Corte de Peleas
Con una historia que se remonta a la época medieval, ha mantenido su esencia rural a lo largo de los siglos. Aunque pequeño, el municipio ha sido un testigo constante de los cambios históricos en la región, manteniendo sus tradiciones y modo de vida.
Este pequeño municipio de 1.217 habitantes ha mantenido una población relativamente estable, reflejo de su estilo de vida tradicional y la fidelidad a sus raíces agrícolas.
Entrín Bajo
Este municipio, caracterizado por su tranquilidad y su entorno natural, ha sido tradicionalmente agrícola. Su historia refleja la evolución de las pequeñas comunidades rurales en Extremadura, adaptándose a los cambios sin perder su identidad.
Con 573 habitantes, Entrín Bajo es un ejemplo de las pequeñas comunidades que componen la Tierra de Barros. Aunque su población ha fluctuado ligeramente, sigue siendo un lugar donde las tradiciones y la vida rural tienen un papel fundamental.
Hinojosa del Valle
Hinojosa del Valle, con raíces en la época romana, ha sido históricamente un centro agrícola. Su patrimonio incluye restos arqueológicos y arquitectónicos que cuentan la historia de un pueblo que ha sabido adaptarse a los tiempos manteniendo su rica herencia cultural.
Hinojosa del Valle, con 485 habitantes, ha visto cómo su población ha ido menguando a lo largo de los años.
Hornachos
Hornachos, famoso por su impresionante entorno natural y su castillo morisco, ha sido un cruce de caminos cultural y religioso a lo largo de la historia. Su diverso patrimonio refleja la influencia de cristianos, musulmanes y judíos en la región.
Este municipio de 3.516 habirantes prácticamente se ha mantenido constante, con un ligero descenso en la última década, tras la gran caida que sufrió en la época de los 50 y 60.
Palomas
Un municipio que ha mantenido su estructura medieval, ha sido testigo de importantes eventos históricos en la región. Su patrimonio arquitectónico y sus tradiciones agrícolas son un reflejo de su larga y rica historia.
Palomas, con 675 habitantes, ha sabido mantener su esencia a lo largo de los años. Su población ha permanecido estable, reflejando el apego de sus habitantes a su tierra y sus costumbres.
Puebla de la Reina
Este municipio, con una fuerte tradición agrícola, se ha mantenido relativamente aislado, conservando sus costumbres y su modo de vida tradicional. Puebla de la Reina es un ejemplo de la vida rural en la Extremadura histórica.
Este pequeño municipio de 721 habitantes ha mantenido una población en descenso década tras década.
Puebla del Prior
Puebla del Prior, con una historia que se entrelaza con la agricultura y la vida rural, ha sabido mantener su esencia a lo largo de los siglos. A pesar de los cambios en el entorno, sigue siendo un reflejo de la cultura tradicional de la comarca.
Puebla del Prior, con 470 habitantes, es un claro ejemplo de los pequeños pueblos que conservan su encanto y tradiciones a pesar de los cambios en el entorno y la economía.
Ribera del Fresno
Este municipio ha sido un centro agrícola importante en la comarca, con una historia que refleja los altibajos de la vida rural en Extremadura. Ribera del Fresno ha sabido adaptarse a los tiempos modernos sin perder su identidad.
Con una población de 3.230 habitantes, Ribera del Fresno ha visto cómo su comunidad se ha mantenido constante de manera estable, manteniendo un equilibrio entre desarrollo y tradición.
Santa Marta
Con una historia marcada por la agricultura y la ganadería, ha experimentado un crecimiento y desarrollo significativos, reflejando la capacidad de adaptación y modernización de los municipios de la comarca.
Santa Marta, con 4.098 habitantes, ha experimentado un ligero descenso en la última década.
Solana de los Barros
Cuya historia está estrechamente ligada a la agricultura, ha conservado su patrimonio cultural y arquitectónico, siendo un claro ejemplo de la vida tradicional en la Tierra de Barros.
Este municipio de 2588 habitantes ha mantenido una población estable, siendo un reflejo de la vida tranquila y las tradiciones de la comarca.
Torremejía
Este municipio, conocido por su rica tradición vinícola y su patrimonio cultural, ha mantenido su esencia a lo largo de los siglos. Torremejía es un reflejo de la historia y la cultura de la comarca.
Con 2.255 habitantes, Torremejía ha sabido mantener su población e incluso incrementarla a lo largo de los años, equilibrando el respeto por su historia con las necesidades de una comunidad moderna.
Villafranca de los Barros
Uno de los municipios más dinámicos de la comarca, ha tenido un importante desarrollo económico y cultural. Su historia está marcada por la viticultura y la música, siendo un centro cultural importante en la región.
Villafranca de los Barros, con 12.578 habitantes, es uno de los municipios más poblados de la Tierra de barros, ha mantenido practicamente constante la población desde 1960.
Villalba de los Barros
Con una larga tradición agrícola, ha sabido conservar su patrimonio y sus tradiciones. Este municipio refleja la historia de una comunidad que ha sabido adaptarse sin perder su esencia.
Con 1.471 habitantes, Villalba de los Barros ha mantenido una población estable, com ligeros descensos en las últimas décadas.
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