¿Sabías que una de las ciudades romanas mejor conservadas del mundo se encuentra en España?
Mérida, en Extremadura, es un portal al pasado.
Sus calles transportan a la época del Imperio Romano, llena de teatros, anfiteatros, templos y vestigios de la vida cotidiana que te dejarán sin aliento.
Si la historia es tu pasión, prepara la maleta, ¡Mérida espera!
Ruinas Romanas de Mérida
Teatro Romano
¿Te has preguntado alguna vez cómo era ir al teatro en tiempos romanos?
Bueno, el Teatro de Agripa en la antigua Augusta Emerita (¡hoy Mérida!) es un ejemplo impresionante de esto.
Construido entre los años 16 y 15 a.C., con el patrocinio de Agripa, yerno de Augusto, este lugar no era solo un teatro, sino un verdadero espectáculo de arquitectura y sociedad.
Imagina esto: una estructura parcialmente incrustada en una ladera para ahorrar en costos, pero sin escatimar en grandiosidad.
Con capacidad para unos seis mil espectadores, se dividía en tres secciones de asientos, cada una para un rango social diferente. Y claro, con escaleras y pasillos que facilitaban el acceso a todos.
Lo único visible antes de su excavación en 1910 era la parte superior degradada, conocida localmente como las Siete Sillas.
Y es que, a lo largo de los años, la estructura había sufrido bastante, pero aún conservaba su esencia y sus secretos arquitectónicos.
La parte VIP, o cavea ima, era para los caballeros de la ciudad y recibió una remodelación especial en tiempos de Trajano, agregando un espacio sagrado para darle aún más importancia.
Los magistrados y sacerdotes, por su parte, tenían sus propias gradas amplias y cómodas.
En cuanto a la escena, era un espectáculo en sí misma: un muro de 30 metros de altura adornado con estatuas y un entarimado bajo el cual se ocultaban los artilugios para los efectos especiales de la época.
Y no olvidemos la acústica, mejorada por una marquesina de madera que colgaba del frente.
Y justo detrás, se extendía un jardín porticado, decorado con estatuas de la familia imperial, incluyendo una aula sacra dedicada a Augusto.
¡Casi puedes imaginar a la gente paseando y admirando el lugar!
Por cierto, al lado del teatro había una Casa-Basílica, inicialmente pensada como una iglesia primitiva. Con mosaicos geométricos y restos de un estanque, muestra que incluso las viviendas cercanas tenían su propio encanto.
Anfiteatro Romano
Imagínate por un momento retrocediendo hasta el año 8 a.C., en un lugar donde los juegos de gladiadores, las cacerías de fieras, y las batallas entre animales salvajes eran el espectáculo del día.
Estamos hablando del Anfiteatro, un gigantesco recinto capaz de albergar entre quince y dieciséis mil personas, ¡todo un espectáculo de la ingeniería y el entretenimiento de la época!
Este impresionante lugar estaba pegado a un teatro, separado solo por una calzada.
A pesar de contar con menos recursos que el teatro, el anfiteatro fue construido siguiendo un diseño similar y en varias fases para ahorrar costos.
Los asientos, que se apoyaban en estructuras de tierra apisonada y se adornaban con piedra local y ladrillos para darles una mejor terminación, ofrecían una vista privilegiada de la arena.
Y hablando de la arena, esta estaba diseñada con una creatividad sin límites, capaz de transformarse en bosques, selvas con lagunas, o desiertos, gracias a grandes tarimas de madera.
¿Te imaginas entrando por una de las cuatro puertas monumentales y caminando por corredores, algunos con escaleras, hacia tu asiento?
O quizás, siendo una de las personas que financiaban estos eventos, teniendo tu propia tribuna parcialmente restaurada hoy en día, desde donde podías disfrutar del espectáculo.
Lo más impresionante quizás sea el gran foso en la arena, escondiendo bajo las tarimas todo un sistema de ingenios necesarios para dar vida a estos espectáculos tan complejos y emocionantes.
Y no olvidemos las estancias al lado de las puertas, usadas tanto para mantener a las fieras como para preparar a los gladiadores antes de salir a escena.
En resumen, este Anfiteatro no era solo un lugar de entretenimiento, sino una maravilla de la ingeniería y la imaginación, diseñado para sumergir a miles de personas en espectáculos que hoy en día solo podemos imaginar.
¡Qué época para estar vivo!
Circo Romano
¡Imagínate estar en uno de los circos más impresionantes del Imperio Romano!
Estoy hablando de un lugar gigantesco, con 403 metros de largo y 96.5 de ancho, y que podía albergar a hasta 30,000 espectadores.
Este sitio no es solo una reliquia; es una muestra del amor por el espectáculo que perduró hasta el siglo IV d.C., gracias a sus ampliaciones y restauraciones desde la época de la dinastía Julio-Claudia.
Ubicado estratégicamente fuera de las murallas de la ciudad, cerca de las calzadas a Toledo y Córdoba, este circo aprovechaba la pendiente del cerro de San Albín, creando un valle artificial perfectamente drenado para evitar inundaciones.
La forma del circo es bastante peculiar: un rectángulo con un extremo semicircular donde los aurigas vencedores hacían su gran salida (la porta pompae) y el otro extremo, más lineal y cercano al centro de interpretación, donde empezaba la emoción con las jaulas de salida de los carros (los carceres).
Imagina las gradas a lo largo de los lados, separadas de la acción por un podio, con tribunas especiales para el patrocinador del evento y los jueces, cada uno en un lado opuesto.
Y en medio de todo, la spina, ese muro elevado que cruzaba la arena adornado con obeliscos y estatuas colosales.
¡Todo un espectáculo para la vista!
Acueducto de los Milagros
¿Alguna vez has oído hablar del acueducto de «Los Milagros»?
Es una verdadera maravilla de la ingeniería antigua, tan impresionante que hasta su nombre refleja la sorpresa y admiración que despierta.
Imagina este gigante trayendo agua desde el pantano de Proserpina, a lo largo de más de ochocientos metros de construcción que se elevan hasta veintisiete metros sobre el suelo con sus pilas de granito y ladrillo.
Y hay un detalle que te encantará: justo donde pasa el arroyo Albarregas, el acueducto se luce con un arco de granito especialmente bello.
Al norte, donde empieza el vallecito del Arroyo Albarregas, nuestros antepasados se las ingeniaron para purificar el agua con una piscina limaria que también hacía de fuente.
Y conforme el terreno se vuelve más escarpado, las pilas y los arcos crecen, todo para mantener el agua fluyendo justo a la altura necesaria hacia la ciudad.
¿No te parece increíble cómo estas construcciones antiguas siguen deslumbrándonos hoy en día?
Templo de Diana
¿Te imaginas un lugar que ha visto pasar siglos de historia y aún se mantiene en pie?
Así es el Templo de Diana, que, a pesar de su nombre, en realidad era un espacio dedicado al culto imperial.
Este tesoro histórico se encuentra en una gran plaza que, curiosamente, tuvo que ser nivelada en su momento, dejando a la vista criptopórticos y otros vestigios del pasado.
Lo que hace especial a este templo no es solo su antigüedad (¡data de la época de Augusto!) sino también su diseño: una estructura rectangular sobre un podio de granito, adornada con una columnata que en su día lució estucada y pintada.
Imagina las seis columnas en el frente, sosteniendo un tímpano, y una escalinata (de la cual solo queda la base) que invitaba a entrar a la cella, el corazón del templo.
Lo increíble es que su excelente conservación se debe a que fue utilizado como cimientos para el palacio renacentista del Conde de los Corbos. Y aunque de este palacio solo quedan fragmentos, ahora alberga un centro de interpretación.
Ahí, entre paneles, proyecciones y réplicas, puedes sumergirte en la historia del edificio y descubrir cómo era este lugar dedicado al culto imperial.
El Templo de Diana es una cápsula del tiempo que nos permite asomarnos a la grandeza del pasado romano, todo gracias a una mezcla única de historia, arquitectura y conservación.
Puente Romano
¿Sabías que hay un puente que es casi como el viejo guardián de una ciudad?
Estoy hablando del Puente Romano, una maravilla que cruza lo que en tiempos romanos se llamaba el río Anas, y que más tarde recibió el toque árabe en su nombre, añadiendo «Guad» al principio para significar río. Así nació el nombre del rio que atraviesa Mérida, el rio Guadiana.
Este no es cualquier puente; es uno de los más largos de la antigüedad y juega un papel clave en la historia de la ciudad que custodia. Su importancia estratégica para el comercio y en las guerras es innegable.
Este gigante de casi 800 metros de largo y 12 metros de altura en sus picos más altos, está hecho de hormigón recubierto con sillares de granito y sostiene sesenta arcos de medio punto. Sus pilares, diseñados para resistir las embestidas del río, presentan tajamares redondeados y están perforados por pequeños arquillos para dejar pasar el agua y reducir la resistencia al flujo.
A lo largo de los siglos, ha sufrido batallas y desbordes que lo han dañado, pero ha sido restaurado varias veces, desde la época visigoda hasta el siglo XIX.
La reforma más notable ocurrió en el siglo XVII, cuando se le añadieron cinco arcos en el centro y rampas de acceso hacia lo que llamamos la Isla. Originalmente, este puente era en realidad dos estructuras unidas por un enorme tajamar en la Isla, que dividía el río en dos, y era tan grande que encima se celebraba un mercado de ganado en tiempos romanos.
Hoy en día, el Puente Romano se presenta como una sola estructura grandiosa, contando historias de un pasado donde la ingeniería romana no solo era funcional sino que también marcaba el pulso de la vida cotidiana y económica de la región.
¡Todo un espectáculo de la historia que sigue en pie!
Arco de Trajano
¿Sabías que el Arco de Trajano no es lo que parece?
Aunque su nombre suene a homenaje al famoso emperador, en realidad, nunca fue un arco triunfal dedicado a él.
Imagina más bien una imponente puerta de acceso a un lugar sagrado que rodeaba un templo enorme dedicado al culto imperial. Este templo formaba parte de un foro provincial, que también albergaba otro templo dedicado a la Concordia de Augusto, cuyas piezas hoy forman parte de un obelisco dedicado a una mártir.
El arco, con sus 15 metros de altura desde la base, era el punto central de una puerta de tres arcos, con los dos laterales siendo menores y rebajados.
Construido todo en sillares de granito, hoy lo vemos sin su elegante revestimiento de mármol ni las inscripciones que probablemente tenía, dejando solo las molduras en la base de las columnas.
Este arco no solo marcaba el final del eje principal que dividía la ciudad de sur a norte, el kardo máximo, sino que también señalaba el comienzo de la plaza pública del foro.
Y hay un detalle curioso: todavía puedes ver en el suelo los goznes de las puertas que una vez cerraron esta grandiosa entrada.
¡Toda una ventana al pasado!
Portico del Foro municipal de Augusta Emérita
¡Imagina por un momento que estás paseando por una plaza monumental de la antigua Augusta Emerita!
Estamos hablando del Pórtico del Foro: una esquina de un pórtico grandioso que no era solo cualquier construcción, sino una parte clave del espectacular plan de propaganda del Foro Municipal.
Este lugar estaba totalmente revestido de mármol, y aunque solo queden algunas zonas que lo demuestren, te puedes imaginar el esplendor que tuvo en su momento.
La plaza estaba diseñada con un canal que la rodeaba y lo más impresionante eran sus grandes columnas corintias que sostienen los entablamentos. Arriba, había un ático adornado con metopas que mostraban medallones alternados con cabezas de Júpiter-Amón, Medusa, y cariátides que parecían sostener cráteras.
No solo era una maravilla arquitectónica por sus columnas y adornos, sino que los muros del pórtico tenían grandes hornacinas destinadas a albergar estatuas de la familia imperial y de varios dioses y mitos que conectaban la historia de Roma con la familia de Augusto.
Y para que te hagas una idea de la antigüedad y la importancia de este lugar, este pórtico fue construido hacia mediados del siglo I, inspirándose nada más y nada menos que en el Foro de Augusto en Roma.
¡Un pedacito de la grandiosidad romana en plena Augusta Emerita!
Casa del Mitreo
¿Te gustan los viajes en el tiempo?
Imagínate por un momento en una vivienda de finales del siglo I e inicios del II d.C., justo fuera de las murallas de una ciudad, sin límites para expandirse.
Este lugar era el hogar de alguien muy importante en la sociedad emeritense, alguien con un pie en la cultura helenística. Lo que lo hacía especial no era solo su tamaño, sino la elegancia y la decoración de sus estancias, todas distribuidas alrededor de tres patios centrales.
El primer patio, al que se accede por una escalera, es un espectáculo en sí mismo, con un atrio tetrástilo y un estanque para recoger agua, conocido como impluvium. Y hay pistas de que este espacio solía tener un segundo piso. Desde aquí, varias salas se despliegan, decoradas con pinturas y un detalle fascinante: un mosaico del Cosmos que representa con colores vibrantes y realismo el universo conocido, centrado en la figura de la Eternidad (Aeternitas).
Si avanzas, te encuentras con un peristilo, otro patio con un estanque y más habitaciones a su alrededor. Y no podemos olvidar el gran peristilo ajardinado, que parece sacado de un sueño, con un canal alimentado por un aljibe escondido bajo una enorme habitación.
Y sí, hay incluso una estancia subterránea que parece diseñada para escapar del calor veraniego, aunque algunos pensaron que era un templo mitraico.
Y un poco más allá, alejado de la residencia principal, hay un conjunto termal con arquerías de ladrillo para distribuir el calor a las bañeras, un lugar donde los antiguos residentes podrían haberse relajado y disfrutado de un baño caliente, rodeados de pinturas con temas marinos.
En resumen, esta casa no era solo un hogar; era una pequeña ciudad en sí misma, un reflejo de la riqueza, el estatus y la sofisticación de sus dueños.
¿No es increíble imaginar cómo sería la vida allí?
Columbarios
Aquí encuentras dos estructuras antiguas donde se guardaban las cenizas de las familias Voconios y Julios. Cada tumba, con su forma única y detallada construcción en piedra, cuenta historias de quienes descansan allí, desde inscripciones que nombran a los miembros familiares hasta representaciones de sus logros.
Un poco más allá, hay dos mausoleos semi-enterrados con techos curvados, accediendo por pequeñas escaleras. Son del siglo I d.C., parte de un conjunto funerario que nos deja espiar en las prácticas y recuerdos de aquellos tiempos.
Un paseo por este lugar es como un viaje en el tiempo, revelando la intimidad y el respeto por la vida después de la muerte en la antigua Mérida.
Ruinas Árabes en Mérida
Alcazaba Árabe
¿Te has preguntado alguna vez sobre la magia que esconde Mérida?
Bueno, déjame contarte sobre la Alcazaba Árabe, una fortaleza con historias tejidas entre sus muros que datan del año 835, cortesía del emir omeya Abderramán II.
Imagina esto: una construcción inspirada en diseños bizantinos, creada no solo como un bastión administrativo y residencia del gobernador local sino también como una puerta de acceso a la ciudad, un refugio en tiempos de revuelta, y un cuartel desde donde lanzar expediciones.
Sí, todo eso en un solo lugar.
Este impresionante Alcazaba, la más antiguo de la península, estaba protegido por un gran foso y adornado con 25 torres macizas. Y aunque los muros de 2.70 metros de anchura ya son suficientemente impresionantes, lo que verdaderamente captura la atención son los materiales con los que están hechos: una mezcla de sillares y otros elementos de tiempos pasados, desde la época romana hasta la visigoda.
Al adentrarnos, nos encontramos con puertas que guardan historias de siglos, una brecha que antaño era el umbral protegido por torres, y un patio que es un verdadero tesoro arqueológico, con restos de la principal calzada romana y más.
Ah, y no olvidemos el aljibe; una maravilla de la arqueología peninsular que nos habla de la ingeniería de aquellos tiempos, sobre el cual se construyó una mezquita transformada luego en iglesia.
Y eso no es todo: los alrededores de esta fortaleza siguen revelando capas de la historia de Mérida, desde calles romanas conservadas hasta restos de la muralla fundacional de la ciudad.
Un sitio que, definitivamente, merece una visita.
Area arqueológica de la Moreria
Este lugar, que antes era el barrio Morerías hasta los años 90, hoy día es uno de los sitios arqueológicos urbanos más impresionantes en la península.
Lo especial aquí es la muralla romana, que es la más larga encontrada hasta el momento.
No solo nos deja ver cómo era originalmente, con casi tres metros de ancho y hasta ocho de alto, sino que también muestra los refuerzos y modificaciones que se le hicieron con el tiempo.
Además, la muralla cuenta historias de cómo el Califato lidió con las rebeliones de los locales: básicamente, derribando partes de ella hasta la base.
Y no solo murallas, el área de la Morería también nos da un vistazo fascinante al desarrollo urbano desde el siglo I hasta la época visigoda.
Por ejemplo, la Casa de «Los Mármoles» es un verdadero testigo del lujo en el siglo III, considerado el punto más alto de esplendor de la ciudad.
Imagina una casa que ocupa una manzana entera, con dos pisos y hasta termas que invadían las calles para construir una piscina. Cada habitación, algunas enormes, estaba diseñada alrededor de un patio decorado con losetas de pizarra negra y mármol blanco, completado con árboles ornamentales y un pozo desgastado.
Realmente, este lugar nos muestra cómo era la vida en esa época, entre palacios emirales y casas humildes del periodo califal.
Consejo: Comprar la entrada conjunta te ahorrará mucho dinero. Incluye las entradas al: Teatro, Anfiteatro, Alcazaba, Templo de Diana, Cripta de Santa Eulalia, Casa del Anfiteatro, Morería, Circo Romano y Mitreo-Columbario.
Mérida Bajo Medieval y Moderna
Basilica-parroquia de Santa Eulalia
Esta basílica tiene una historia que se remonta a los tiempos del imperio romano, específicamente entre el 303 y 305 d.C., cuando Eulalia, una joven local, fue martirizada bajo las órdenes del emperador Diocleciano.
Su historia no quedó en el olvido; poetas y escritores a lo largo de los siglos, como Prudencio en el IV y el obispo Hidacio en el siguiente, la han ensalzado, reflejando la devoción de los emeritenses hacia su patrona.
Curiosamente, antes de convertirse en un cementerio cristiano en el siglo III, el lugar estaba lleno de mansiones suburbanas.
Con el tiempo, se construyó un monumento en honor a Eulalia, lo que llevó a muchos cristianos a querer ser enterrados cerca de ella hasta el siglo XIX. Incluso después de que la basílica cayera en ruinas en el siglo IX, debido a la construcción de norias y otras instalaciones agropecuarias por los árabes, la zona mantuvo su carácter sagrado.
La basílica actual es un tesoro arqueológico que revela capas de historia, desde sus cimientos visigodos hasta los restos de sus tres grandes naves y las dos torres que una vez flanquearon el templo.
Las excavaciones entre 1990 y 1992 confirmaron mucho de lo descrito en documentos históricos, incluyendo la basílica y una escuela de niños y un monasterio a ella unidos.
Además, hay una cripta en la basílica de Santa Eulalia con sepulturas que datan de distintas épocas, desde mausoleos tardorromanos hasta tumbas de familias notables del siglo XVI y XVII.
No podemos olvidarnos del ‘Humilladero’, un monumento que simboliza la columna en la que Eulalia fue azotada, y ‘El Hornito’, un oratorio adornado con impresionantes relieves que datan de la segunda mitad del siglo II d.C., ambos elementos que hablan del profundo legado histórico y espiritual del sitio.
Concatedral de Santa María
Imagina pasear por la histórica Plaza de España y encontrarte con el edificio más veterano del lugar: la Concatedral de Santa María la Mayor.
No es solo un edificio antiguo; es una cápsula del tiempo que nos lleva de vuelta a los días de la Reconquista y más allá.
Hay indicios, como algunas piezas visigodas halladas, que sugieren que este sitio pudo haber albergado la primera catedral dedicada a Santa María de Jerusalén en la zona, junto con su baptisterio y el palacio obispal.
Después de que la ciudad fue reconquistada, en este lugar se construyó una ermita, que con el tiempo se fue expandiendo hasta convertirse en lo que es hoy: un impresionante conjunto gótico que destaca por su estructura robusta y compacta, adornada con pináculos sencillos.
Por dentro, la concatedral se despliega en tres naves; la central es la más amplia y las tres están techadas con bóvedas de aristas desde el siglo XVII, aunque antes tenían un techo de madera con un diseño mudéjar.
Aunque mucho del interior ha sido modificado, aún se pueden admirar arcos de tracería gótica en algunas capillas, la capilla mayor y la sacristía. Originalmente, las paredes estaban adornadas con pinturas, y aún hoy se puede apreciar un fragmento de estas, mostrando la misa de San Gregorio.
Las capillas dentro de la concatedral fueron en su momento propiedad de las familias más distinguidas de la ciudad, y hasta el siglo XIX, era el lugar de entierro para la nobleza local.
Entre los sepulcros notables se encuentran los de D. Diego de Vera y Figueroa y su esposa, Dña. Marina Gómez de Figueroa. También alberga la imagen del Cristo de la O, una conmovedora representación de Cristo de la época tardogótica, muy venerada por las cofradías de penitencia locales. Esta imagen está en el sitio que ocupaba la tumba de Dña. Leonor de Austria, que tenía lazos con la realeza europea como hermana de Carlos V y reina de Portugal y Francia.
Este lugar es, sin duda, un testimonio viviente de la historia y la fe que han modelado la ciudad a través de los siglos.
Parador de Mérida (Hospital de Jesus Nazareno)
Imagínate un lugar que ha sido remodelado continuamente desde que puso su primera piedra en 1725.
Este edificio no es cualquier lugar; ha vivido muchas vidas: fue un convento, un hospital para los pobres, un hospital de campaña durante tiempos de guerra, incluso una cárcel y, por si fuera poco, un museo.
Sí, has leído bien, un museo; su jardín fue el escenario de la primera exposición pública de antigüedades romanas en el siglo XVIII, todo gracias a la curiosidad de un médico y erudito local, junto con un fraile que compartía su pasión por la historia.
Hoy día, este edificio con tanta historia es el Parador Nacional, destacando entre los más lujosos y antiguos de España, tanto que su inauguración contó con la presencia del mismísimo Rey Alfonso XIII.
Si alguna vez tienes la oportunidad de visitarlo, no te pierdas el pequeño claustro en su interior.
Las columnas, que alguna vez formaron parte de construcciones romanas o visigodas, están adornadas con inscripciones cúficas árabes que invocan a Alá, un testimonio mudo de la rica mezcla de culturas que han dejado su huella en el lugar.
Merida contemporanea y actual
Plaza de españa
Desde tiempos de los Reyes Católicos, esta plaza ha sido el corazón de la vida social y política.
Imagínate un lugar donde puedes hacer tus compras en el mercado, refrescarte con agua de sus fuentes, y de repente, ¡bam!, te encuentras en medio de una obra de teatro o esquivando toros en una corrida.
No solo eso, sino que también ha sido escenario de eventos más sombríos, como ajusticiamientos, o más festivos, como procesiones.
Cada vez que había un cambio de rey, todo el mundo se reunía aquí para mostrar su lealtad o lamentar su pérdida.
Ahora, si te teletransportaras a la plaza tal como está hoy, lo primero que te llamaría la atención sería una fuente neobarroca espectacular en el centro, creada en el siglo XIX, que parece sacada de una novela con sus figuras de amorcillos y delfines.
Rodeando la plaza, hay soportales que han sobrevivido y se han transformado a través de varias reformas a lo largo de los años.
Entre los edificios que destacan están el Palacio de Los Mendoza, La Casa de Los Pacheco, y otros lugares históricos que suenan a que tienen un montón de historias que contar.
Casa Consistorial
En el corazón de la Plaza de España, justo al lado del Círculo Emeritense, se encuentra la Casa Consistorial, un edificio con historia que data de 1865.
Lo más llamativo es su cúspide, adornada con un templete que guarda el reloj, marcando una fecha especial en 1883 que celebra la finalización de su última parte.
Diseñada con dos niveles, la planta baja destaca por su pórtico de entrada, la vivienda del portero, y el salón de sesiones ordinarias, sin olvidar un pequeño jardín.
La elegancia se reserva para la planta superior, donde se ubican las áreas más distinguidas como el salón de sesiones públicas, la sala de juicios, secretaría y archivo.
¡Vaya joya arquitectónica y centro neurálgico de la ciudad!
Palacio de la China
En 1928, Merida se anotó un punto en el mapa cultural con la construcción del Palacio de la China en la Plaza de España.
Este edificio, que fue idea de D. Bartolomé Gil «El Chino», un famoso comerciante de textiles, nació para ser unos grandes almacenes.
Su diseño es un rico batido de estilos: imagina un poco de regionalismo andaluz, una pizca de estilo sevillano (que ha dejado huella en Extremadura), mezclado con toques neorrenacentistas como flameros y un medallón central, sin olvidar los elementos neoárabes como arcos trilobulados.
Lo curioso es que, a pesar de estar en una zona donde abundan los soportales, su fachada, custodiada por dos torres y adornada con azulejos que llevan las iniciales de Gil, rompe totalmente con lo habitual. ¡Todo un ícono arquitectónico!
Casa de los Pacheco
La Casa de los Pacheco, que antes era la sede del Concejo y una cárcel, ahora se encuentra justo al ladito del Palacio de los Mendoza.
Después de la Guerra de la Independencia, D. Alonso Segundo Pacheco, uno de los tipos más ricos de la ciudad, se encargó de la remodelación. La casa es un encanto de estilo clásico con tres pisos: el primero tiene unas ventanas rematadas con frontones curvos, el segundo con frontones triangulares, y el último es como un altillo con ventanitas más sencillas.
Lo mejor de todo es su terraza adornada con unas acróteras que son una pasada.
Y por dentro, ¡ni te cuento!
Tiene un patio neomudéjar que es una verdadera joya del principio del siglo XX.
Puente Lusitania
Santiago Calatrava fue quien dio vida al puente inaugurado el 10 de diciembre de 1991, una verdadera obra de arte de la ingeniería.
Con una estructura innovadora que mezcla hormigón y acero, este puente no solo es un deleite visual gracias a su gran arco y plataformas suspendidas, sino que también cumple una función muy especial.
Está diseñado para peatonalizar el área, reemplazando un viejo puente romano que antes soportaba el tráfico de vehículos. Lo interesante es que este puente tiene un objetivo más allá de la simple conexión física: busca unir la Mérida de ayer con la de hoy.
Es decir, conecta el casco histórico de la ciudad con las nuevas áreas de desarrollo, marcando un puente literal y figurativo entre el pasado y el presente de Mérida.
¡Una auténtica joya urbana!
Palacio de congresos y exposiciones
Un edificio espectacular en Mérida, diseñado por Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano, que abrió sus puertas en 2005.
Esta construcción es toda una declaración de intenciones sobre cómo Mérida se está posicionando como un destino turístico y de servicios, añadiendo un gran atractivo a la ciudad.
Lo interesante de este Palacio es su estructura, formada por dos grandes bloques de hormigón conectados por una amplia terraza que seguramente ofrece vistas impresionantes.
Al pasar al interior, te encontrarías con un espacio luminoso y acogedor, donde materiales como el zinc, el cristal y la madera juegan un papel principal, dándole un ambiente muy moderno y cálido.
Y para ponerle la guinda al pastel, la escultora Esther Pizarro ha adornado el exterior con un relieve inspirado en la topografía de Mérida, lo que añade un toque artístico y único.
La ubicación tampoco podría ser mejor; se encuentra justo al lado del río Guadiana, cerca del Puente Lusitania, lo que debe hacerlo aún más especial.
Plaza de Toros de Mérida
En 1914, se abrió una espectacular Plaza de Toros en Mérida que realmente es una joya arquitectónica.
El arquitecto tuvo la genial idea de mezclar lo mejor de dos mundos: la estética neomudéjar, que es super vistosa y rica en detalles, con la arquitectura del hierro, más moderna y resistente.
¿Dónde está?
Pues, escogieron un sitio bastante pintoresco cerca del Corralón de don Antonio Pacheco, en el Cerro de San Albín.
La construcción de esta plaza es bastante única porque combinaron obra fija y madera para las zonas donde se sienta la gente, mientras que los muros son de fábrica.
Imagínate, tiene tres pisos con ventanas de tres estilos distintos por donde se reparten los sitios para ver los toros: tendidos, gradas, y andanadas.
Y lo más impresionante es que tiene capacidad para 8.700 personas sentadas.
¡Vaya lugar para disfrutar de un espectáculo!
MUSEOS
Museo Nacional de Arte Romano
Vamos a hablar del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida, un lugar fascinante diseñado por Rafael Moneo Vallés, un arquitecto muy reconocido de Tudela, Navarra.
Este museo es una joya arquitectónica que nos hace viajar en el tiempo con su diseño inspirado en los grandes edificios de la época tardorromana, como las termas de Diocleciano en Roma o el mausoleo de Gordiano en Tesalónica.
Lo interesante es cómo usa el arco de medio punto y combina materiales como el ladrillo y el hormigón para lograrlo.
Al adentrarnos en este museo, nos encontramos con una de las mejores colecciones de escultura romana y mosaicos de toda la península.
Es como un viaje directo al pasado, donde podemos entender mejor cómo era la vida en una gran ciudad romana y cómo se manejaba todo desde ahí para administrar una vasta provincia, que en ese entonces era la más alejada al oeste del Imperio Romano.
Pero eso no es todo, el museo también ofrece una mirada cercana a los detalles cotidianos de los primeros habitantes de Mérida.
Y si bajamos a la cripta, ¡ahí está el tesoro oculto!
Hay restos de viviendas antiguas fuera de las murallas, que están decoradas con pinturas que capturan la esencia de la época, además de algunos enterramientos.
Museo de Arte Visigodo
Imagínate paseando por el Museo de Arte Visigodo de Mérida, que se encuentra en lo que antes era la Iglesia de Santa Clara, un hermoso edificio barroco del siglo XVII.
Este lugar es especial porque alberga la mejor colección de escultura visigoda de toda la península, algo que ha ido creciendo desde el siglo XVI gracias a la pasión de coleccionistas y eruditos.
La colección es súper variada e incluye tesoros arquitectónicos de antiguos templos, como pilastras y capiteles bellamente decorados, que te hacen sentir como si estuvieras caminando por una iglesia visigoda.
También hay objetos litúrgicos, como pequeños altares y bases para mesas que se utilizaban en ceremonias religiosas.
Además, te encontrarás con nichos y hornacinas que probablemente servían para guardar reliquias o imágenes sagradas, y hasta una pila bautismal que nos da pistas sobre cómo era el ritual del bautismo en aquel entonces.
Museo de Muralismo Contemporáneo MUMCO
Es un espacio increíble, abierto a todo el mundo, donde la ciudad de Mérida se redescubre a través del arte de muralismo contemporáneo.
Artistas de renombre internacional y local están dejando su marca en las viviendas sindicales de La Antigua, transformándolas en un museo urbano viviente.
Esta colección no es estática; crece y evoluciona con el tiempo, ofreciendo una nueva manera de ver la ciudad, más allá de su historia, a través de la lente de la identidad compartida entre los barrios y la urbe.
Es un proyecto que no solo busca embellecer, sino también fomentar la cohesión social y el turismo mediante una crítica constructiva.
Entre los artistas que han contribuido, encontrarás a Mina Hamada, Spok Brillor, Tamara Alves, Okuda San Miguel, PichiAvo, Colectivo Licuado, Daniel Muñoz o Reskate Arts & Crafts.
¡Y lo mejor es que esto apenas comienza!
El MUMCO tiene planes de expandirse aún más en los años venideros. Definitivamente, un proyecto para tener en el radar.
¿Qué ver en Mérida en 3 días?
Si te sobra tiempo después de ver todo lo anterior, te recomiendo unas cuantas opciones más.
Casa del Anfiteatro
¡Qué maravilla es la Casa del Anfiteatro de Mérida!
Te cuento que este pedacito de historia se sitúa justo fuera de las murallas de Augusta Emerita, un lugar curioso donde convivían casas, cementerios e industrias.
Este sitio arqueológico nos revela dos casas importantes: la Casa de la Torre del Agua y la Casa del Anfiteatro, ambas datan de finales del siglo I d.C. y se usaron hasta el siglo III. Después, cuando se abandonaron, se montó una necrópolis encima.
Al entrar, lo primero que llama la atención es una estructura rectangular donde se purificaba el agua para la ciudad. Curiosamente, un arroyo dañó mucho la Casa de la Torre del Agua, pero se conserva un arco con una cabeza de león de granito.
La Casa del Anfiteatro es otro rollo, enorme y con un patio central lleno de verde, un pozo, y una fuente. Tiene mosaicos increíbles que capturan escenas de vendimia y fauna marina, ¡hasta un espacio termal y una cocina!
Y no lejos, los restos del mausoleo de Cayo Julio Succesianus adornan el lugar, contándonos historias de ríos y tiempos antiguos.
Puente Romano sobre el Albarregas
Imagínate este puente antiguo, super importante, que era prácticamente el corazón de la ciudad.
Por aquí pasaba el famoso kardo máximo, esa vía principal que atravesaba la ciudad de este a oeste, y también servía como punto de partida para la Vía de la Plata hacia Astorga, un camino histórico que aún puedes ver en trozos cerca de la ciudad.
Este puente no era cualquier cosa: tenía cuatro arcos de medio punto, súper estilosos con su decoración al estilo de Augusto, y era bastante grande, con unos 145 metros de largo y casi 8 metros de ancho, perfecto para que pasaran dos carros sin problemas. Y aunque tenía una altura de 6.5 metros, el detalle curioso es que su pretil se añadió mucho después, probablemente cuando empezaron a planear la carretera de Cáceres allá por 1863.
¡Una mezcla fascinante de historia y arquitectura!
Acueducto y Termas de San Lázaro-Rabo de Buey
Este lugar solía tener una ermita dedicada a un santo, pero la tiraron abajo allá por mediados del siglo XX.
Lo interesante es que aquí había un acueducto, el más largo de la Colonia, con más de un kilómetro y medio.
Este acueducto traía agua desde manantiales al norte de la ciudad, pasando por un sistema bastante avanzado que incluía una piscina para limpiar el agua en un punto llamado «Rabo de Buey».
Aunque ahora no queda mucho de su estructura original, todavía puedes ver algunos pilares y arcos de medio punto hechos de un mix de granito y ladrillo, ¡y por debajo de estos arcos pasaba una calzada que se dividía hacia Córdoba, Toledo y Zaragoza!
En el siglo XVI, este acueducto ya no se usaba, y en vez de arreglarlo, decidieron construir uno nuevo. Y justo al lado, hay restos de unas termas romanas.
¡Imagina toda la historia que ha pasado por aquí!
Palacio de los Mendoza
Este lugar es una maravilla arquitectónica, construido con sillares berroqueños y es un claro ejemplo de cómo se han mezclado distintas épocas, especialmente del XV y XVII.
En su fachada, te encontrarás con ventanales de arcos conopiales y trilobulados, adornados con columnillas muy finas, y algunos vamos con frontones que tiran más al estilo barroco-clasicista.
Por dentro, ahora transformado en el Hotel Mérida Palace, aún se puede admirar una galería con arcos rebajados y paredes decoradas con azulejos talaveranos que cuentan historias de la Reconquista.
¡Sin duda, un lugar lleno de historia y belleza!
Asamblea Autonómica (Antiguo Hospital de San Juan de Dios)
El antiguo Hospital de San Juan de Dios, que ahora es la sede de la Asamblea Autonómica en Extremadura, es un encantador edificio de estilo barroco.
Se caracteriza por tener zócalos y esquinas de granito, mientras que lo demás es de ladrillo.
Lo interesante de su interior es un patio de dos alturas, con arcos que dan un toque muy especial al lugar.
Además, tiene una iglesia de planta central y una cúpula impresionante, que data de entre 1764 y 1768, y que ahora sirve como sala de exposiciones.
Lo más curioso es que bajo el suelo de cristal de esta sala, puedes ver restos de un mosaico del siglo I que muestra el mito de Perseo y Medusa.
Y no te pierdas el nuevo Salón de Plenos, donde contrasta lo antiguo con lo nuevo y alberga otro mosaico histórico, esta vez de la caza del jabalí, descubierto en 1978.
¡Un lugar lleno de historia y arte!
Convento de Santa Clara
En Mérida, hay un lugar con una historia fascinante: el Convento de Santa Clara.
Empezó a construirse en 1602 gracias a Lope Sánchez de Triana, un médico con visión, pero no se terminó hasta el siglo XVII.
A pesar de los desafíos, especialmente las desamortizaciones del siglo XIX que lo fragmentaron, ha tenido una vida variada: fue desde residencia privada hasta almacén, pasando por escuela, teatro, y ahora alberga un museo con la Colección Visigoda.
Arquitectónicamente, es una joya del barroco clasicista, con una estructura sólida de granito y detalles en ladrillo y mampostería.
Dentro, destaca su nave única y la cúpula escondida detrás de una terraza.
Además, guarda tesoros de la época visigoda de Mérida, desde objetos litúrgicos hasta inscripciones sepulcrales, mostrando un pedacito de historia en cada rincón.
Puerta de la Villa
En el corazón de Mérida, la Puerta de la Villa destaca con una fuente y una estatua femenina de bronce que simboliza a la arqueología, creada por Juan de Ávalos, en honor a los arqueólogos pioneros de la ciudad.
Esta plaza es el inicio de la calle Santa Eulalia, esencial para Mérida y su historia romana, marcando el antiguo decumanus Maximus.
Al lado, la Sala Decumanus expone un pedazo del decumanus con su historia pavimentada y restos arquitectónicos.
Dentro, un aljibe romano revela su pasado como iglesia primitiva, gracias a un símbolo de Cristo encontrado allí.
Además, una estatua de mármol de la Mártir Eulalia, obra de Eduardo Zancaza, honra a la patrona de la ciudad, añadiendo un toque de devoción y arte a este enclave histórico.
Circulo Emeritense
Allá por el boom del ferrocarril, unas cuantas familias adineradas y unos nuevos ricos que salieron de ahí decidieron juntarse y crear la Sociedad Círculo Emeritense.
Querían un lugar solo para ellos, así que ¿qué hicieron?
Pues encargar un edificio bien elegante, de esos con aire clásico, para tener su propio club.
Y no se andaron con chiquitas, porque para 1867 ya tenían montada su sede, toda una maravilla arquitectónica que hasta hoy destaca con su diseño refinado.
¡Vaya manera de dejar huella!
Esperamos que después de esta extensa guía sepas que ver y por donde moverte en Mérida.
